Todo comienza una semana antes del encuentro. Preparas tu cuerpo, mente y corazón para el contacto con las plantas maestras.
La dieta libre de grasas, irritantes y carnes puede ayudarte a una mejor experiencia. La ingesta de verduras, frutas, tés, semillas, granos preparan tu cuerpo; y actividades como pranayama, yoga, meditación, tai-chi, preparan tu mente y alinean tu energía. Te sugerimos seguir la dieta del perdón que te proporcionamos para liberar energía negativa.
El día del encuentro, avanzada la tarde te reúnes con hermanas y hermanos que buscan el encuentro también. La cita con tu ser interior ha comenzado. Las dinámicas de integración te permiten relajarte y convivir con los demás asistentes.
Según el formato del encuentro, participas en el temazcal, la ceremonia de purificación, la plática de introducción, el ritual de apertura, la meditación guiada etc. Para prepararte armonizando tu energías para el encuentro. Desde el copal hasta el agua florida se despliegan elementos ancestrales alrededor de ti, preparando el espacio, la atmósfera y tu cuerpo para el encuentro.
Ya caída la noche comienza la sesión; esto debido a que la oscuridad te ayuda para que tengas más visualizaciones (no alucinaciones) y que la luz no lastime tus ojos debido a la hipersensibilidad que genera el brebaje. Este momento es el más importante, donde te inicias como vegetalista, por establecer el contacto con el poder de la planta maestra, y es también, el momento más sencillo. Te damos un vasito con ayahuasca y la ingieres.
Las palabras, oraciones, aromas, movimientos son universales. En lo único que se parecen dos encuentros de Ayahuasca es en la toma. Cuando llevas a la boca el amor líquido, sabe raro. Distinto. Su sabor se parece a la madera, a la tierra, a vino. Dicen que tiene contenidos los 5 sabores: amargo, ácido, salado, dulce y umami. Se percibe un ambiente de respeto e introspección en la reunión cuando todos han ingerido.
Elevamos rezos, cantamos icaros, sugerimos posturas, ideas, etc. Lo que pasa después de la ingesta es completamente distinto entre uno y otro encuentro. La música y los cantos chamánicos en vivo se despliegan durante toda la velada, acompañándote en tu cita con tu ser interior. Pasada la hora u hora y media, dependiendo del grado resistencia mental que presentes, comienza la mareación (muchos la logran pasados 10 minutos de la ingesta), algunos vomitan, otros no sienten nada, pero tu cuerpo se calienta un poco más y tu ritmo cardiaco se acelera, sientes un poco de nervios. La náusea puede ser incontrolable o tolerable y hay una sensación de mareo y pérdida de equilibrio aunque puedes permanecer consciente. Puede ser necesaria una segunda toma, debido a que en la primera, la liana ayahuasca hace su efecto IMAO en el intestino y con la segunda toma las ármalas contenidas en el brebaje entran de forma más directa al torrente. En promedio, una hora más hace falta para percibir los efectos visionarios de la ayahuasca. Todo el tiempo permaneces con lucidez, consciencia de tu cuerpo, del tiempo y el espacio, pero paulatina o repentinamente vienen a ti imágenes hermosas, grecas de colores neón, fractales, mandalas, y comienza una experiencia visual maravillosa.
Pasados los momentos de visualizaciones viene uno muy importante, el momento de entrar en tu interior. Algunos la consideramos la última puerta de la consciencia, el último vestigio del apego y la dependencia, el miedo a dejarse llevar por el poder sanador de la Ayahuasca.
Es un momento donde te puedes “quedar en la puerta” y no entrar a la verdadera experiencia del encuentro. Para poder entrar te recomiendo liberarte, dejarte ser, ponerte suave. Es la sensación de caída, el vértigo de la mente, el temor al desapego los que en ocasiones te impiden llegar a la “liberación”, también influyen otros factores como una inadecuada dieta, el consumo previo de drogas, consumo de otras plantas de poder o algunos fármacos, así como los motivos malsanos, las falsas expectativas, objetivos recreativos y falta de respeto a lo ancestral. Sin embargo, si no alcanzas la epifanía, por motivos conocidos o desconocidos, la ayahuasca trabaja en tu ser. Ésta es una de las razones por la que muchos maestros de la Ayahuasca recomiendan al menos tres ingestas continuas o separadas en el lapso de un año.
En el momento de tu propio encuentro te ayudamos con la música y los cantos chamánicos, los rezos y el manejo de la energía reinante, la paz ambiental, los aromas y la atención que te proporcionamos, pero te ayudas más con la liberación de tus sentimientos, el deseo de dejarte llevar de la mano de la mano de la Abuela Vegetal. Ahí es donde comienza el verdadero encuentro.
Como dije, en ningún momento pierdes la consciencia, sabes que es lo que pasa a tu alrededor, a veces se pierde la voluntad del cuerpo (la sensación de no tener huesos) y todos los sentidos se agudizan increíblemente, reconociendo cosas que habías olvidado sentir… y comienzas a verte hacia adentro. Esta es la parte más difícil de explicar, porque no hay que entenderla, sino sentirla.
Lo más aproximado en mi burdo lenguaje para poder acercarte a la experiencia, sería decir que puedes sentirte, pensarte, observarte. La experiencia puede ser fuerte, al enfrentarte a los demonios del pasado, a los miedos, la tristeza, el dolor y convertirse en una experiencia sublime, llena de entendimientos, de cierre de ciclos, de perdón, de liberación; hasta renacer, hasta reintegrarte. Sentir que la Ayahuasca te toma como una madre, como una abuela y te raspa el interior con un cuchillo de piedra mientras te arrulla.
Te limpia, purga, perdona, te otorga una cantidad de información impresionante (le decimos el USB energético), te ama. Y ese es el punto. El amor incondicional. Tan difícil es expresar con palabras el “amor incondicional” como la “ayahuasca”, y es que se trata de lo mismo.
Le llamo “el amor liquido”.
Se viven también encuentros con seres espaciales, divinos, maestros ascendidos, hadas, ángeles, parientes difuntos… todo en un ambiente de paz, de reconocimiento de ti, de sanación, de AMOR.
¡¡Cuantas personas he visto en estos hermosos encuentros, hermanas y hermanos llorar hasta la satisfacción, o reir a carcajadas, o suspirar con fuerza, abrazarse, redimirse ante su Dios interior, encontrarse con sus fantasmas y terminar bailando con ellos, agradecer y liberarse. Volver a ser. Renacer!!
El proceso dura de cuatro a ocho horas, y al terminar, comienza el sueño profundo, donde las conexiones terminan de darse y la limpia de la Ayahuasca concluye. Parece que te reseteas (perdón por el barbarismo cacofónico), que naces de ti, que encontraste al niño o niña interior que tanto tiempo tuviste olvidado.
El despertar es ligero, sin dolores, parece que fue una experiencia de años o de minutos. Poco a poco nos levantamos, las veladoras están consumidas, el copal se llevó nuestros miedos, los chamanes descansamos. Los asistentes se levantan y poco a poco comienzan a platicar entre ustedes, a tratar de resumir la experiencia recientemente vivida.
Se organiza un círculo de reflexión para poder expresar lo vivido, así podemos mandar a la memoria consciente gran parte de la experiencia que quedó impregnada en el subconsciente, como cuando te despiertas y platicas tus sueños y entonces ya no se olvidan. El estómago tiene hambre; se sirven frutas ligeras, agua, te. Nos despedimos llenos de abrazos, llenos de entusiasmo por ver aquello que está oculto a nuestros ojos físicos, a la Matrix.
Los efectos de la Ayahuasca pueden durar semanas, en las cuales los colores de las cosas están encendidos, la Naturaleza se conecta fuertemente con tu persona, Se viene encima la compasión, la simpatía, el amor al prójimo, la capacidad de asombro, la inocencia, el desapego. Algunos requieren uno o dos encuentros mas para poder alcanzar este grado de satisfacción, pero conocen ya el camino que los lleva a su interior.
Recuerda que la Ayahuasca es una maravillosa llave que abre la puerta de tu corazón, te da la oportunidad de conectarte con la Pachamama y el reencuentro con el Ser Interior. Es sin lugar a dudas, una experiencia que debe vivirse al menos una vez en la vida.
Espero que haya dibujado un poquito como es un encuentro con la Ayahuasca.
No es ilegal, no es droga. Son dos ancestrales plantas maestras que en forma de liana te llevan desde la raíz de las cosas hasta las estrellas del Espíritu.
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